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Una visión ecodesarrollista del futuro argentino

Nuestra propuesta se enmarca dentro de un pensamiento profundamente ecodesarrollista: entendemos que el crecimiento económico, la industrialización y la generación de empleo son ejes centrales para un proyecto de país justo.

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Desde Jóvenes por el Clima Argentina creemos que el desarrollo nacional no puede postergarse ni desligarse de la sostenibilidad. Nuestra propuesta se enmarca dentro de un pensamiento profundamente ecodesarrollista: entendemos que el crecimiento económico, la industrialización y la generación de empleo son ejes centrales para un proyecto de país justo. Sin embargo, proponemos una innovación fundamental: el desarrollo debe estar estrictamente ligado al respeto de la naturaleza, no como una imposición externa, sino como una condición imperativa para la perdurabilidad de la Nación.

Para nosotros, el ambientalismo es una herramienta estratégica para mejorar la competitividad de nuestros sectores productivos, fortalecer la industria nacional y posicionar a la Argentina como líder regional en innovación de base científica y tecnológica. Apostamos a que nuestro país se inserte de manera soberana en la transición energética global, desarrollando sectores como la electromovilidad, las energías limpias (solar, eólica, hidrógeno verde), la bioeconomía y el agregado de valor local en toda su cadena de recursos.

Actualmente la matriz energética renovable de la Argentina representa un 14%.  Creemos que este es un punto de partida, no de llegada: podemos avanzar hacia una transición que no profundice el esquema de la dependencia primario-exportadora. Por eso, proponemos un modelo en el que nuestros recursos naturales sean transformados en insumos y productos con valor agregado que dinamicen el aparato productivo nacional.

Creemos también que apostar al desarrollo del sector biotecnológico argentino es clave para el futuro productivo del país. Argentina es hoy el tercer país de América Latina con mayor cantidad de empresas biotecnológicas, con más de 250 firmas activas, y un ecosistema científico-tecnológico con reconocimiento internacional. Tenemos capacidad instalada en investigación pública —como la que representa el CONICET, uno de los principales organismos de ciencia en la región— y una articulación creciente con el sector privado. La biotecnología representa una enorme oportunidad para agregar valor en sectores estratégicos como la salud, la agricultura, y la producción de biomateriales. Impulsarla es potenciar la producción de conocimiento nacional, generar empleo calificado y construir soberanía tecnológica. Es una apuesta concreta a un desarrollo nacional moderno, con identidad propia y proyección internacional.

Esta visión implica una fuerte convicción industrialista. No buscamos frenar la producción, sino redirigirla hacia un modelo moderno, tecnificado, inclusivo y sostenible. Defendemos el rol del Estado como planificador estratégico, capaz de articular al sector privado, la comunidad científica y a la sociedad civil, en la construcción de un desarrollo  que fomente y  apueste por la autosuficiencia y la innovación local.

Creemos también en un desarrollo con perspectiva federal. No hay soberanía sin integración nacional. Por eso es fundamental el fortalecimiento de las economías regionales, el acceso equitativo a la energía, al agua y al transporte, y la infraestructura verde como herramienta de desarrollo local. En lugar de reproducir el centralismo histórico, proponemos que la transición ecológica sea una oportunidad para democratizar el acceso a los beneficios del desarrollo.

Nuestro horizonte es claro: una Argentina productiva, moderna, soberana y socialmente justa, que no elija entre desarrollo y ambiente, sino que construya su poderío nacional a partir de esa síntesis. Una Nación que defienda su interés estratégico en el concierto global sin renunciar a su responsabilidad generacional.