Una entrevista de Mauricio Vera, de Cabaret Voltaire, al Geopolitólogo Julio Burdman. Repensando nuestro lugar en el mundo
por Mauricio Vera y Julio Burdman | 25 abril 2025
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Mauricio Vera: ¿Cuáles son los temas clásicos del pensamiento geopolítico argentino?
Julio Burdman: Hay dos grandes tradiciones, dos grandes preocupaciones. Una es la que representa el pensamiento del Almirante Jorge Storni, que tiene más de 100 años: El problema del mar. Según la tradición de Storni, Argentina es un país que está hecho de espaldas al mar y es un caso casi excepcional. Es un país con un litoral marítimo enorme que no tiene cultura marítima. Por eso, para el Almirante el gran tema era el mar.
El almirante Storni fue un marino, Segundo Storni, que además fue canciller en 1938 y lo echaron previo a la Revolución de 1943 por aliadófilo, ya que él proponía entrar a la guerra. Fue un tipo súper interesante, que escribió un libro espectacular: “Intereses Argentinos en el Mar”. Es un libro qué logró unidad nacional, porque es elogiado por los liberales, por los peronistas, por todo el mundo. Para que te des una idea, Storni fue un liberal y el libro fue reeditado en el ´52 por el gobierno de Perón, y la última versión del Ministerio de Defensa salió con prólogo de Nilda Garré. Cubre todo el arco ideológico argentino. No hay casi autores así, tan reivindicados por todo el mundo en la Argentina.
Mauricio Vera: Casi de la generación del 80 es.
Julio Burdman: Bueno, él es posterior, pero forma parte de esa Argentina, porque de hecho, el libro de Storni es un libro en el marco del centenario de la Argentina. Son dos conferencias que él dio, después desgrabadas y convertidas en libros. Y él era un gran lobbista, por así decirlo, del tema marítimo. Promovía la marina mercante, el desarrollo naval, puertos, y quería, por ejemplo, incorporar náutica como materia obligatoria en la escuela primaria. Él decía que tenemos que hacer una transformación socio-cultural para convertirnos en un país de marineros. Decía que cualquier país con el litoral marítimo de Argentina es un país de marineros, la gente come pescado, hay muellecitos por todos lados, y Argentina es un país de gauchos que no saben nadar. Había un error histórico que había que corregir con el Estado haciendo una gran transformación cultural. Ahora bueno, había una pequeña cuestión ahí: Argentina tiene ese litoral marítimo a partir de Roca, porque antes Argentina no era un país con mar.
La otra tradición, es la del General Guglialmelli, centrada en pensar la Argentina continental. Para él, los grandes temas son dos: el Atlántico Sur y la Cuenca del Plata, comenzando a pensarse todo el litoral argentino, el río, el acuífero, el agua, como un tema estratégico del país. Estas serían las dos grandes visiones geopolíticas de la Argentina del siglo XX.
En el siglo XXI, a mi entender, se acabó la geopolítica argentina, se acabó el pensamiento geopolítico, hay que reconstruirlo. Esa será tarea de gente como vos.
Mauricio Vera: Voy a ir un poco más al presente. Las preguntas van a ser de varios temas bastante diferentes, para poder aprovecharte en profundidad. ¿Cuáles son los argumentos a favor y cuáles son los argumentos en contra para la dragado del Canal Magdalena?
Julio Burdman: El argumento a favor es que, si hacemos eso, vamos a recuperar soberanía portuaria en la salida al Atlántico. En este momento, las exportaciones argentinas dependen del Puerto de Montevideo por una cuestión vinculada al dragado del río. Por un tema técnico de la navegación, dependemos del Puerto de Montevideo. Y eso implica que Argentina pierde, de diferentes formas, ingresos que podría manejar. Ahora, ese es el argumento a favor, pero hay una geopolítica interna ahí. Las provincias, sobre todo a Santa Fe y al conglomerado de Gran Rosario, esto le resulta funcional porque los puertos rosarinos van directo a Montevideo. Por lo tanto, a la economía del Gran Rosario este status quo le sirve, sobre todo a los grandes puertos privados y públicos, sobre todo porque están donde se exporta la gran producción agropecuaria nacional y también la industrial, la minera, todo pasa por la famosa hidrovía.
Esta es una mirada un poco chiquita, pero termina siendo una suerte de competencia entre la provincia de Buenos Aires y el hinterland de Rosario por las exportaciones. Un hinterland es una región económica, con un centro y una periferia. Es un concepto de la geopolítica clásica. Hoy podemos decir que Rosario es la capital de una gran región económica. Para mi, no es exagerado decir que la capital económica argentina es hoy Rosario, con el esquema actual de la hidrovía y lo que Rosario representa inclusive para la economía agropecuaria y agricultura argentina. Así que bueno, hay algo de eso. De competencia Buenos Aires-Rosario, provincia de Buenos Aires, por ese gran negocio en torno a las exportaciones de la agroindustria argentina.
Mauricio Vera: Es decir, si se draga el canal Magdalena, nos ahorramos tener que pasar por el puerto de Montevideo necesariamente para salir al océano.
Julio Burdman: Y al mismo tiempo, es probable que si eso sucediera, más producción argentina iría directo hacia la provincia de Buenos Aires y no usaría tanto el río Paraná. Es un escenario posible.
Mauricio Vera: Es decir, la producción, por ejemplo, de la zona núcleo de la provincia de Buenos Aires pasaría a derecho para allá, no tendría que venir hacia Rosario.
Julio Burdman: Tal cual, y hay que recordar que lo que hoy pasa por Rosario ya no es más solamente la producción de la zona núcleo, sino que hay de todo. Por la hidrovía, por Rosario, se ven hasta barcos con tractores, con maquinarias agrícolas que van para el océano. En esos containers que pasan por Rosario hoy están casi todas las exportaciones argentinas. Se armó una logística que, por un lado cierra bien, pero por otro lado está vaciando de a poco a los puertos bonaerenses.
Mauricio Vera: Otro de los grandes temas, pensando en la política nacional grande. ¿Conviene un sistema unitario para Argentina o uno federal?
Julio Burdman: Mi respuesta a eso es que conviene tener al menos uno de los dos. Porque la Argentina hoy tiene un sistema deforme, que no es ni unitario ni federal, y que además no tiene consistencia en materia de recaudación y gasto. Todo lo recauda la Nación, no exclusivamente pero si de forma mayoritaria, y coparticipa eso en un modelo solidario, con aspectos positivos y aspectos negativos.
En el modelo argentino las provincias, inclusive también muchos municipios del Gran Buenos Aires, son muy soberanos para elegir cómo gastar pero sabiendo después que lo que gastan lo manguean a la nación. Yo creo que, con mis herramientas geopolíticas, Argentina está de crisis en crisis, al menos en los últimos 50 años, justamente porque la estructura del gasto está divorciada de la estructura de la recaudación. Esto en un sistema unitario o en uno federal no sucede.
En un sistema federal en serio, como el que tienen Estados Unidos, Alemania o tal vez Brasil, recaudan y gastan las jurisdicciones provinciales o estaduales. En un sistema unitario en serio, recaudan y gastan, maneja la economía, el gobierno centralista. En el nuestro, no. Recauda la nación, gastan las provincias y nadie nunca hace la coordinación de todo eso.
Por eso en Argentina cada tanto viene un gobierno que tiene que ajustar para pagar las deudas, pero quienes realmente detentan el poder político bajo el modelo argentino, que son las provincias, entran en lucha permanente con la presidencia para ver quién maneja la economía. Por eso es un modelo que es sencillamente irracional. No hay gestión económica posible si el gasto y la recaudación no están en manos de la misma persona, que pueden ser las provincias o puede ser la nación, pero no pueden ser personas distintas como pasa en el caso argentino. Creo que no hay un caso similar al argentino.
Quizás de ahí viene la excepcionalidad argentina que todos estamos siempre buscando. La buscamos en la cultura, la buscamos en el peronismo, la buscamos en diferentes lugares. Probablemente el meollo sea esta irracionalidad de tener separada la recaudación del gasto, lo que nos convierte en un país ingobernable en términos económicos.
El problema es que las provincias, a pesar de que no recaudan, son las que tienen mucha potestad de gasto. Esto lo vemos, por ejemplo, en el hecho de que solamente existen en Argentina criterios fiscalistas a nivel nacional, pero a nivel provincial eso no está. Salvo alguna que otra excepción, como pudo haber sido De La Sota, es muy raro encontrar un candidato a Intendente o a Gobernador que haga campaña prometiendo gastar menos. Eso es tan absurdo que, por ejemplo, inclusive el candidato Marra, de La Libertad Avanza, proponía aumentar el gasto en seguridad. No hay gobernador o Intendente con control de la seguridad que no proponga comprar más patrulleros. Nunca vas a encontrar algún candidato que diga que necesita comprar menos para cuidar el bolsillo de los contribuyentes. La lógica de los gobiernos subnacionales es siempre gastar más.
Cada tanto aparece a nivel nacional un ajustador que viene a ser el pagadeudas. Y ese tipo de irracionalidad no se lo atribuyo a ninguna fuerza política en particular. En las tradiciones del peronismo, del radicalismo, del conservadurismo, de los socialistas, las tradiciones históricas, no había ninguna tradición que propusiera tener todo el tiempo colapsado al Estado. Incluso Perón lo dice muy claramente, aunque los antiperonistas le echen la culpa al peronismo de tener siempre la economía en rojo. “Para hacer reformas sociales, hace falta tener la economía arreglada”. Su visión nunca fue tener déficit fiscal. El déficit fiscal no es resultado de una ideología particular. Es fiscalista la Unión Soviética y la Gran Bretaña del siglo XIX. Es una situación de colapso de la gobernabilidad económica, a mi entender, de origen geopolítico interno, que a veces algunos lo quieren justificar o disfrazar, pero nadie puede reivindicar en términos ideológicos.
Mauricio Vera: Vuelvo un rato a la geopolítico. ¿Tiene un pensamiento geopolítico, Milei?
Julio Burdman: Yo creo que llega al poder sin pensamientos geopolíticos, pero de a poco se ve forzado a tener uno. Por lo tanto, yo creo que Milei va camino a tener una geopolítica. También diría que Milei se acerca a la política sin pensamiento político en general. Bueno, el luego adopta un pensamiento político, el pensamiento libertario, que es una filosofía política y no una escuela económica. Su originalidad es, que siendo un economista, con nociones muy economicistas, agrega eso a una filosofía política ultraliberal. Milei se va construyendo como un rompecabezas, que va sumando elementos sobre la marcha.
Creo que ahora descubre la dimensión internacional, cuando llega a la presidencia. Ahí como tercer elemento del rompecabezas, le suma su alineamiento con las nuevas derechas internacionales, sobre todo con Trump. Es el Trumpista número uno.
En la primer mirada, Trump entra en contradicción con muchas otras cosas de Milei porque es un soberanista, un nacionalista. También es muy liberal en lo económico, pero tiene una forma distinta que otros liberales globalistas porque él considera que tiene que proteger el liberalismo estadounidense haciendo una geopolítica dura. Invierte un poco los términos y Milei se encuentra con eso como modelo internacional. Va camino a adaptarlo en cierta forma, porque Milei todavía no le encuentra la vuelta a ser soberanista en términos económicos, pero comienza a adoptar algunas cosas del trumpismo que ya son primeros indicios de que va en esa dirección. Por ejemplo, en sus discursos internacionales, ya le echa la culpa al globalismo de meterse con temas que no le corresponden y por eso tenés discursos como el de Davos y en Naciones Unidas vota en contra de todo. Milei comienza a tener una geopolítica en espejo a la de Trump.
Parte de esta geopolítica nueva de Milei es el descubrimiento de encontrar en la historia argentina algunos modelos para reivindicar, cuando el liberalismo argentino se había quedado sin modelos. De hecho, lo que proponía era destruir la política argentina. Ahora, Milei, que encuentra su fuerza en los votos, de a poco va buscando una suerte de pasado idílico de la Argentina y retoma esta idea de la Argentina potencia. Es una idea surgida de los mitos argentinos, de la Argentina del siglo XIX, de esa Argentina de roca, de Sarmiento, de Alberdi. Por lo tanto, aparecen elementos en ese sentido de una protogeopolítica de Milei. Para mí, están incompletos, pero hay cosas nuevas que no estaban.
Mauricio Vera: ¿Y el peronismo tiene alguna visión geopolítica en este momento?, ¿Vos ves algo ahí?
Julio Burdman: La dirigencia peronista en este momento está muy quebrada en esta cuestión. Por un lado, hay dos peronismos, el peronismo kirchnerista personificado por Cristina Kirchner, y los peronismos provinciales, que conforman los dos grandes actores del peronismo actual. Si veo mucha discusión en cierta juventud peronista, pero todavía ninguno tiene responsabilidades. Hay ahí una preocupación por la geopolítica que no se vió en mucho tiempo. Pero bueno, yo creo que el cristinismo fracasó a la hora de tener una geopolítica propia porque es un movimiento de la crisis. Hay una frase famosa de Néstor Kirchner en el año 2005, cuando él falta a la primera reunión de la Unión Sudamericana, la que luego sería la UNASUR, diciendo que él no podía dedicarse a la política exterior porque tenía muchos problemas internos.
El kirchnerismo, que es un emergente de una gran crisis, nunca vio que Argentina tenía la capacidad de tener una proyección propia. Creo que fue buscando en diferentes alianzas, primero regionales, luego con la incorporación de la Argentina a los BRICS en formación, fueron las dos grandes ideas del cristianismo. Primero, incorporarse a una patria grande bajo liderazgo de Brasil y luego esta ilusión del BRICS como un espacio en el cual Argentina podía encontrar, con una suerte de realismo periférico inverso, la idea de que vamos a encontrar en otro gran aliado internacional como China, un camino que nos resuelva nuestra inserción internacional. Pero ninguno de los casos implicaba una noción de la Argentina como país que puede producir su propia geopolítica. La geopolítica del kirchnerismo es una geopolítica deprimida, le faltaron aspiraciones.
Y los peronismo provinciales creo que tienen una ceguera absoluta. No pueden pensar más allá del soberanismo provincial, tienen una soberanía provincialista. Hay visiones subnacionalistas, pero una visión geopolítica nacional como la de los primeros provincialistas, es imposible de lograr. La única forma sería es que se conviertan en algo que no son.
Mauricio Vera: ¿Fue un error no entrar a los BRICS?
Julio Burdman: No lo podemos saber. Yo creo que tal vez no haya sido un error, porque si vamos a un mundo multipolar, el juego de Argentina tiene que ser ir vis a vis con Estados Unidos. Si vamos a un mundo en el cual, con un multipolarismo en serio, en el cual Rusia sea un actor con su área de influencia, lo mismo China, lo mismo India, entonces el BRICS bipolarista sería una ilusión.
El proyecto de la incorporación de la Argentina al BRICS, que comienza con el primer discurso de Cristina en la Asamblea Legislativa, plantea que la geopolítica cambió y que estamos en un mundo de emergentes con China y Rusia como protagonistas. Era la idea de un mundo bipolar, con un Estados Unidos atlantista, con Europa y un nuevo occidente, y el grupo de los emergentes como alternativa. Si ese fuera el mundo, entonces no ingresar fue un error, salvo que nos hubieran ofrecido entrar al G-7.
La tercera posición peronista era de una Argentina rica. No era simplemente una resistencia y no era una antigeopolítica como resistencia a la geopolítica de otros. Muchas veces, ciertas visiones de setentistas ven a la tercera posición de Perón como antiimperialista. Lo de Perón no era eso, Perón buscaba construir una geopolítica sudamericana liderada por él. De hecho, promovía gobiernos peronistas en otros países. Era un desafío muy osado. Una Argentina hegemón del sur.
Pensemos que en ese momento había gobiernos filoperonistas en Chile, en Paraguay y en Bolivia. Como explica Loris Zanatta, en un libro bastante antiperonista, para él Perón tenía una idea trasnochada de promover diplomáticamente el crecimiento de peronismos en otros países. Era una visión ambiciosa.
Mauricio Vera: Un poco parecido a la visión geopolítica de Sarmiento, de ese país que incluyera a Uruguay, Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay con capital en Martín García. Un peronismo ampliándose a esos países.
Julio Burdman: La diferencia con esta idea de Argirópolis, que es muy divertida, es que la visión peronista de la Argentina y el hegemón del sur, era una visión basada en los intereses argentinos. No era el romanticismo patriagrandista como el que había en los en los ´70, similar a una visión geopolítica mexicana. Es México queriendo liderar América Latina. La visión geopolítica de Perón fue la última geopolítica que hubo. y agrego: Creo que hoy están dándose las condiciones para que se piense una nueva geopolítica en Argentina, hay que ver si la hace Milei o si la hace Peronismo, pero creo que se están dando las condiciones para eso.
La geopolítica de Perón era eso, una Argentina importante en América del Sur, que iba a tener su propia área de influencia y seguridad. El tema era qué hacer con Brasil ahí. Es por eso que quedó incompleta, ahí fue donde fracasó la visión de Perón. Pero en esa visión Argentina defendía sus intereses y tenía proyección nacional a través de la alianza con los vecinos.
Perón estaba cerrando los conflictos que habían quedado pendientes de la expansión de Roca. Perón cerró los conflictos limítrofes con Paraguay y con Chile. Argentina hasta ahí todavía no tenía clavadas las estacas de las fronteras. Perón provincializa las provincias de la Patagonia y el Nordeste que los posroquistas no quisieron provincializar porque tenían miedo que si las creaban como provincias tuvieran gobernadores prochilenos o proparaguayos. También nacionaliza los territorios nacionales a través de la provincialización, los peroniza, y él considera que la amistad con Chile, con Paraguay y con Bolivia es para que la Argentina pueda realizar sus intereses geopolíticos. Por ejemplo, en la Antártida, el acuerdo con Chile para la Proyección Antártica Argentina, antes del Tratado Antártico, es logrado en el marco de la amistad con Chile. La política de amistad vecinal que promueve Perón es soberanista argentina. Igual que la que puede haber tenido cualquier país, en la multipolaridad actual, respecto de sus vecinos.
Rusia promueve la Unión Eurasia con Bielorrusia, con Armenia, es parte del conflicto con Ucrania. El conflicto con Ucrania se desata en el año 2011/2012, cuando el presidente prorruso de Ucrania quería ingresar a la Unión Eurasiática que era parte del proyecto ruso, de esta amistad regional para realizar los intereses rusos. La visión de Perón era de ese tipo, era desde la geopolítica argentina. Creo que esa fue la última geopolítica argentina en el sentido de una ambición de realizar los intereses nacionales a través de una política regional igualmente ambiciosa. Todo lo que vino después fue amoldarse a la geopolítica de otros, tanto vía occidentalismo como vía patriagrandismo.
El proyecto del BRICS era un poco eso también: apostar a un bipolarismo con un realismo periférico depresivo. Yo creo que Argentina está para más. Sobre todo porque tenemos la necesidad de una geopolítica propia si queremos ser el país del Atlántico Sur.
Mauricio Vera: Aparte del caso Malvinas y las islas del Atlántico, ¿Argentina tiene conflictos territoriales hoy abiertos?
Julio Burdman: Nada relevante, cosas muy chiquitas, como con Chile. Bueno, también la Antártida, pero ingresas en el conflicto del Atlántico Sur. Es un potencial conflicto territorial que podría llegar en algún momento del siglo XXI o siglo XXII. Pero no, otros conflictos son realmente irrelevantes.
Mauricio Vera: ¿Qué estrategia le parece que debería o podría seguir Argentina de cara a la recuperación de Malvinas?
Julio Burdman: Bueno, yo tengo una posición que difiere de otros Malvineros. Que quede bien claro que yo soy un Malvinero. Yo creo que la única forma de que Argentina logre romper el status quo con respecto a Malvinas es con la intervención de Estados Unidos. Para empezar, porque hay que sincerar algo que nadie quiere sincerar: el status quo de Malvinas tiene que ver con Estados Unidos.
La victoria de Inglaterra en la guerra de Malvinas se dio porque Estados Unidos así lo quiso. La apuesta de la dictadura militar era que Estados Unidos impidiera la respuesta británica al desembarco argentino en Malvinas, al cual no lo llamaría invasión porque fue casi simbólico, fueron 200 soldados desarmados. Ahí está toda la discusión, muy difícil de saldar históricamente, sobre por qué los militares argentinos y Galtieri se animaron a esa osadía. Evidentemente consideraban que Estados Unidos iba a impedir lo de Gran Bretaña e iba a proponer un acuerdo tripartito. Estados Unidos es el verdadero regulador de la seguridad en el Atlántico Sur, regula todos los océanos.
Una de las discusiones de la multipolaridad es si Estados Unidos puede perder ese estatus. La recuperación por parte de China del control efectivo de Taiwán sería eso, recuperar el control marítimo, porque hoy Estados Unidos está presente en el mar de China a través de Taiwán. El único que no regula activamente es el Atlántico Sur, porque están los británicos ahí.
No hay alternativa real a la presencia geoestratégica de Estados Unidos en el Atlántico Sur Antártico. Hoy Estados Unidos está construyendo una muy potente área de seguridad en el Atlántico Sur Antártico en la australidad planetaria, que es el AUKUS. Es un área de seguridad formada por Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña. Creo que la única forma que Argentina sea considerada en esa escena es como un actor de la seguridad Atlántico Sur Antártico.
Uno puede ser un malvinero romántico e imaginar que Argentina puede enfrentar a Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, pero eso no va a pasar jamás. Porque Estados Unidos no permitiría que suceda en esa área del mundo, donde está la Proyección Antártica, con uno de los pasajes bioceánicos más importantes del mundo. Trump ya señaló cuáles son las prioridades de Estados Unidos: la navegación bioceánica, el control de Groenlandia, el Ártico, Canadá y el canal de Panamá. Busca controlar la navegación mundial. Otro punto sería el Atlántico Sur Antártico. Por lo tanto, si Argentina quiere enfrentar a Estados Unidos en ese juego geopolítico, va a ser descartada como lo fue en el ´82.
Por lo tanto, yo creo que Argentina, para ser un actor de esta región del futuro, debe tener una geopolítica propia que pueda dialogar con otros países. Y creo que ese juego no es bilateral. No hay mesa de negociación entre Estados Unidos y Gran Bretaña. La única forma es poder conversar con Estados Unidos siendo considerados como un país de la región. De otra forma no veo cambios en el status quo, vamos a ser simplemente un país que la vea fuera.
Mauricio Vera: ¿Cuáles te parece que pueden ser las alianzas potenciales más importantes para la Argentina de acá al futuro.
Julio Burdman: Todas las posibles. Creo que si Argentina quiere ser un país del mundo en la multipolaridad, tiene que tener perspectiva de crecimiento. Tiene que ordenarse internamente, crecer en un proyecto económico y geoeconómico sustentable.
Argentina necesita alianzas potentes con Brasil, con Estados Unidos, con China, con África, con todos los países que tengan que ver con los intereses argentinos de largo plazo. Con África es fundamental porque Argentina es un país atlántico y además va a ser uno de los continentes del futuro, ya que va a tener un crecimiento económico espectacular y mucha demanda en materia agroindustrial. Por lo tanto, el comercio entre Argentina y África tiene mucho potencial.
Además, Argentina tiene que hacer alianzas de largo plazo con los países que quieran reflotar la globalización atlántica en términos económicos. Hoy Argentina tiene oportunidades y amenazas frente a fortalecimiento del mundo pacífico. Por un lado, tenemos mercados para vender nuestros productos primarios, pero también esto deprime el comercio atlántico. Revitalizar la economía atlántica va de la mano de alianzas estrechas entre Argentina y Brasil, las dos potencias medias de la América del Sur Atlántica, y los países atlánticos de África, como Marruecos y todos los países que tengan un plan de desarrollo económico para África.
Obviamente también tenemos que mirar hacia Estados Unidos, ya que es el gran regulador de la geoestrategia regional. Pero centralmente en términos políticos y geoestratégicos, no tanto económicos, porque Estados Unidos nunca va a ser un país muy importante para Argentina. Estados Unidos es, económicamente, más o menos como Chile para nosotros en términos de inversiones y de comercio. Brasil es el otro gran país sudamericano junto con nosotros. Y bueno, con China y con todo aquel país asiático que quiera comprar nuestras producciones.
Pero creo que Argentina tiene que pensar sus alianzas partiendo de nuestro lugar en América del Sur, nuestro lugar en el Atlántico y nuestro lugar en el Atlántico Sur. Ahí tenemos que superar un poco la gran aspiración cultural argentina por la Europa mediterránea, la cual no tiene demasiado sustento económico. Macri casi hace una campaña electoral con el Tratado de la Unión Europea con el Mercosur. Pero la verdad es que ahí hay poco para la Argentina, eso es solo comidilla cultural para el argentino que sueña con Europa.
Nuestro futuro tiene que ver con los mercados asiáticos, la estrategia político-militar estadounidense y la apertura hacia la África Atlántica donde vamos a encontrar un mercado de potencial enorme para todos los que vendamos. Si algún día se rompe una alianza económica argentina, sabemos que en África vamos a encontrar un sustituto.